Los comunicólogos en América Latina

-¿vos que estudiás? 
-Comunicación Social.
-Ah, periodismo...

Generalmente se asocia el concepto "comunicador social" con el perfil del periodista. Esa asociación no está mal, pero sí incompleta.

En las últimas clases estuvimos analizando unos textos dónde se les pregunta a varios investigadores y profesores  acerca de los principales debates que se dan en el campo de la comunicación, de su aplicación en las currículas universitarias que forman nuevos comunicólogos y del rol que deberían cumplir en la sociedad.
Alguno de los temas tratados tienen que ver con el derecho a la información; con la adaptación a las nuevas tecnologías para aprovechar su potencial; considerar a la comunicación como un instrumento para el buen funcionamiento de insituciones; entre otros.
La "economización del mensaje" crea un mercado donde las grandes empresas de multimedios compiten para atraer a la audiencia. Esto hace que se considere a la comunicación sólo como un producto que se compra y vende, y no como un recurso para la búsqueda de soluciones a problemáticas que afectan a una sociedad. Hay personas nisiquiera consideran comunicación un diálogo entre 2 personas. 


Es importante que en la formación acádemica en comunicación se enseñen la teoría y las prácticas del discurso como base, para luego comenzar con talleres en periodismo, redacción publicitaria, etcétera.
A su vez a lo largo de la carrera, es preciso reflexionar sobre los problemas sociales, culturales y políticos de América Latina, prestar atención a aquellos temas que por medio de un buen ejercicio de la comunicación, dedicación y tiempo pueden solucionarse.


El comunicador social, por tanto no solo es capaz de hacer entrevistas, conducir un programa de radio y/o televisión o elaborar una columna de opinión en un diario, sino que comprende los fenómenos que se dan en la cultura contemporánea, valoriza el hecho de que miembros de una sociedad que se comuniquen entre sí puedan impulsar proyectos para afrontar problemáticas y modificar realidades, desde un ámbito barrial, hasta dimensiones de mayor magnitud.