9/9/11

POR UNA VIGENCIA PLENA DE LA LEY DE SERVICIOS DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL.

La pluralidad de voces y el rol primordial de los medios comunitarios.

A partir de la sanción de la nueva ley de medios se estableció una bisagra en la historia de nuestro país. La normativa daba paso a la democratización de la comunicación, definiendo a la misma como una actividad social de “interés público” y esencial para el “desarrollo sociocultural de la población”, garantizando el derecho inalienable de expresar, recibir, y difundir ideas y opiniones sin ningún tipo de censura.

Uno de los puntos salientes, si hacemos referencia a la pluralidad de voces, está dado por la distribución equitativa del espectro radioeléctrico, abriendo la puerta para que las organizaciones sociales de todo tipo, sin fines de lucro, jueguen un papel fundamental dentro de la sociedad que les dio orígen hace más de dos décadas, que las reconoció como propias pero que, también, las tuvo presas de un vacío legal que vino a cubrir la Ley 26.522.

En la actualidad, las organizaciones religiosas, sindicales, culturas, cooperativas, entre otras, están íntimamente relacionadas con las realidades cotidianas de las poblaciones, principalmente, en el interior del país, donde se han constituido en verdaderos faros de la libre expresión, dando cabida a un sin número de comunicadores que han encontrado en ellas, además de su primer experiencia laboral, un medio sin restricciones para dar a conocer sus ideas, pensamientos y opiniones.

En este proceso de universalización de la comunicación que no persigue otra idea que no sea el surgimiento de nuevas voces y terminar, de una vez y para siempre, con las voces excluidas, los grupos concentrados, a través de la Justicia, pretenden demorar la aplicación efectiva de una norma debatida y aprobada por la Democracia. Es por eso que hacemos votos para que la participación popular en los medios de comunicación audiovisual sea una realidad de la que todos podamos ser partícipes; sólo con la democratización de la palabra, podemos construir una sociedad justa, participativa, equitativa e incluyente.

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